Cómo afecta la calidad del riego al rendimiento del olivo en secano

El término «riego en secano» puede parecer contradictorio. El secano, por definición, se basa en la agricultura de subsistencia donde el cultivo depende exclusivamente del agua de lluvia. Sin embargo, en la olivicultura moderna, el concepto de «riego de apoyo» o «riego deficitario controlado» en olivares tradicionalmente de secano se utiliza para optimizar la producción, especialmente en años con precipitaciones escasas o irregulares. Por lo tanto, hablar de «calidad del riego» en este contexto implica analizar cómo un aporte hídrico estratégico, aunque limitado, puede influir en el rendimiento del olivo.

Factores de la calidad del riego que influyen en el rendimiento:

  • Cantidad de agua aportada: Aun en secano, la cantidad de agua, aunque menor que en regadío, sigue siendo crucial. Un aporte hídrico insuficiente no permitirá al árbol desarrollar su potencial productivo, mientras que un exceso podría ser contraproducente, generando problemas de encharcamiento y enfermedades.
  • Momento del riego: La aplicación del agua en momentos clave del ciclo del olivo, como la floración, el cuajado del fruto y el desarrollo del mismo, maximiza su impacto en el rendimiento. Un riego bien programado, aunque escaso, puede ser más efectivo que un riego abundante pero mal planificado.
  • Calidad del agua: La calidad del agua de riego es esencial. Un agua con alta salinidad puede afectar negativamente la absorción de nutrientes y reducir el rendimiento. Es fundamental analizar la composición del agua y, si es necesario, aplicar tratamientos para mejorar su calidad antes del riego.
  • Sistema de riego: En olivares de secano con riego de apoyo, sistemas como el riego localizado (goteo) son más eficientes que el riego por inundación o aspersión. El riego localizado permite una aplicación precisa del agua directamente a la zona radicular, minimizando las pérdidas por evaporación y escorrentía.
  • Manejo del suelo: Prácticas como la cubierta vegetal, el acolchado y el laboreo mínimo contribuyen a la retención de la humedad del suelo, maximizando el aprovechamiento del agua de lluvia y del riego de apoyo. Un suelo sano y bien estructurado facilita la infiltración y el acceso del agua a las raíces del olivo.

Beneficios de un riego de apoyo de calidad en olivar de secano:

  • Incremento del rendimiento: El aporte hídrico estratégico en momentos críticos del ciclo del olivo puede aumentar significativamente la producción de aceitunas.
  • Mejora de la calidad del fruto: Un riego adecuado mejora el tamaño, el peso y la composición del fruto, resultando en una mayor calidad del aceite de oliva.
  • Mayor regularidad en la producción: El riego de apoyo ayuda a mitigar los efectos de la sequía, contribuyendo a una producción más estable a lo largo de los años.
  • Mayor resistencia a plagas y enfermedades: Un olivo bien hidratado es más resistente al ataque de plagas y enfermedades.

Conclusión:

Aunque el olivo es un cultivo adaptado a condiciones de secano, un riego de apoyo de calidad, basado en la cantidad adecuada de agua, el momento oportuno, la calidad del agua, un sistema de riego eficiente y un buen manejo del suelo, puede marcar una diferencia significativa en el rendimiento y la calidad de la producción. La clave está en optimizar el uso del agua, aplicándola de manera estratégica para maximizar su impacto.