Enfermedades comunes del olivo en secano: una guía para agricultores

El cultivo del olivo en secano, una práctica agrícola extendida en regiones con escasez de agua, se enfrenta a desafíos únicos, incluyendo la susceptibilidad a diversas enfermedades. Un manejo eficaz de estas enfermedades es crucial para la salud del olivar y la rentabilidad de la producción. Este artículo describe las enfermedades más comunes que afectan al olivo en condiciones de secano.

Repilo (Spilocaea oleagina)

El repilo, causado por el hongo Spilocaea oleagina, es una de las enfermedades más prevalentes y dañinas en el olivar de secano. La falta de agua puede debilitar los árboles, haciéndolos más susceptibles a la infección. El repilo se manifiesta como manchas circulares de color marrón oscuro en las hojas, que eventualmente causan defoliación, reduciendo la capacidad fotosintética del árbol y afectando la producción de aceitunas. El control del repilo implica la aplicación de fungicidas, especialmente en primavera y otoño, coincidiendo con las épocas de mayor humedad. Las prácticas culturales, como la poda adecuada para mejorar la aireación y la eliminación de hojas infectadas, también contribuyen al manejo de la enfermedad.

Verticilosis (Verticillium dahliae)

La verticilosis, causada por el hongo del suelo Verticillium dahliae, es una enfermedad grave que afecta el sistema vascular del olivo. En condiciones de secano, el estrés hídrico puede agravar los síntomas de la verticilosis. Los síntomas incluyen marchitez de las hojas y ramas, defoliación y, en casos severos, la muerte del árbol. El control de la verticilosis es complejo, ya que el hongo persiste en el suelo. Se recomiendan medidas preventivas, como la selección de variedades resistentes, la rotación de cultivos y la desinfección del suelo. El manejo adecuado del riego, evitando el estrés hídrico, también es crucial para limitar el impacto de la enfermedad.

Tuberculosis del olivo (Pseudomonas savastanoi pv. savastanoi)

La tuberculosis del olivo, causada por la bacteria Pseudomonas savastanoi pv. savastanoi, se caracteriza por la formación de tumores o verrugas en ramas, tronco y, ocasionalmente, en las hojas. Las heridas en los árboles, como las causadas por la poda o las heladas, facilitan la entrada de la bacteria. En condiciones de secano, la cicatrización de las heridas puede ser más lenta, aumentando el riesgo de infección. El control de la tuberculosis implica la poda y eliminación de las partes afectadas, la desinfección de las herramientas de poda y la aplicación de productos cúpricos.

Aceituna jabonosa (Colletotrichum gloeosporioides)

La aceituna jabonosa, causada por el hongo Colletotrichum gloeosporioides, afecta principalmente a los frutos, provocando manchas oscuras y aspecto jabonoso. Esta enfermedad se ve favorecida por la alta humedad y las temperaturas moderadas. Aunque el secano generalmente presenta menor humedad, periodos de lluvias o rocío pueden ser suficientes para el desarrollo de la enfermedad. El control de la aceituna jabonosa incluye la aplicación de fungicidas y prácticas culturales como la recolección temprana de las aceitunas afectadas.

Escudete (Camarosporium dalmaticum)

El escudete, causado por el hongo Camarosporium dalmaticum, produce manchas necróticas en las hojas y frutos. Esta enfermedad se desarrolla en condiciones de alta humedad y temperaturas suaves. En secano, la incidencia del escudete puede ser menor, pero aún puede aparecer en periodos de lluvias. Se recomiendan tratamientos fungicidas preventivos.

En conclusión, el manejo de las enfermedades en el olivar de secano requiere un enfoque integrado que combine prácticas culturales, control químico y selección de variedades resistentes. La monitorización constante del olivar es fundamental para detectar tempranamente las enfermedades y aplicar las medidas de control oportunas. La gestión adecuada del agua y la nutrición también son esenciales para fortalecer los árboles y reducir su susceptibilidad a las enfermedades.